Cuento 1
Luna
Había una vez un famoso vector, aburrido porque no se le consideraba el sentido decidió viajar a la Luna, para ver si ahí, en ese lugar, si habían seres que lo consideraran en plenitud.Luna
Y se encontró con unos enanitos verdes, fortachones y simpáticos, que le hicieron miles de preguntas acerca de cómo era que en la tierra había seres que no le encontraran sentido al sentido, siendo que es tan importante ya que si así fuera no se sabría hacia dónde la Tierra atrae a la Luna o hacia dónde la Luna atrae a la Tierra.
El vector se miró a sí mismo y se quedó pensando un rato y ¡claro!, dice el vector, si toda la confusión nace de una tontera, yo nací para deleitar la matemática (un plato de comida muy rico que se sirve en la Tierra) y bueno llegaron unos que se decían físicos y me empezaron a utilizar y a usar. Ahí fue cuando algunos, que no eran físicos, no comprendieron mi naturaleza y no me entendieron y me quitaron parte de mi razón de ser.
Sin embargo, he visto que hasta el terrícola más simple, me utiliza correctamente, muchas veces ni siquiera me conoce, ni sabe de mi existencia. Permanezco oculto para miles y miles de personas, grandes, más grandes, chicos y más chicos, sin embargo, me usan y abusan. Mira enanito verde, por ejemplo: a un niño terrícola lo envía su mamá terrícola a comprar un crédula (algo nuevo, que recién apareció en el mercado) y le dice: ándate en la dirección del viento y cuando llegues a la esquina toma el sentido de la aurora boreal pues ahí está lo que te pido, y el niño entendió muy bien el mensaje y no se perdió.
Yo, como soy un vector, me pongo a reflexionar y digo: si no hubiera un sentido ¿habría llegado el niño a buscar lo que su mamá le pidió?
Ves, hasta un niño puede usarme con facilidad, no sé por qué ahora, algunos terrícolas grandes me quieren ignorar, esto me entristece y ya no sé que hacer.
El enanito verde le dijo: “no te apenes, verás como aquí en la Luna te vamos a querer como te mereces” y el vector, muy entusiasmado, se quedó a vivir en la Luna
Y no pasaron más de dos eclipses y ta ta ta tan.
Las campanas doblaron el vector se prendó de la Luna y aceptó vivir con ella para el resto de sus días o para la eternidad, lo que llegue primero, y así el vector y la luna fueron felices para siempre.
Cuento 2
La Reina Masa y el Señor Peso
Había una vez una Masa que, creyéndose Reina, andaba por casi todas partes del mundo para que todos la conocieran y supieran lo importante que era. No existía territorio alguno que no supiera de su existencia. Estaba en todas partes.La Reina Masa y el Señor Peso
Por entonces, en una aldea cercana, surgió sin explicación alguna un señor que se hizo prontamente conocido y llegó a oídos de toda la gente por todas partes de la tierra. Se hizo llamar el Señor Peso. Fue tanta su popularidad que la gente lo empezó a usar para muchas cosas de su vida cotidiana.
Las personas cuando iban a la feria le decían al vendedor que le pesaran la fruta y la verdura. Cuando iban al médico, la enfermera lo primero que hacía era pesarlos. Cuando jugaban en el parque de entretenciones el que pesaba más ganaba en el juego del balancín.
El Señor Peso pronto se hizo más popular que la famosa Masa y no faltó quien concertó un encuentro entre ellos y toda la gente se dispuso a verlos y a escucharlos, tal era la fama de ellos que no hubo reino en la tierra que no estuviera atento a este esperado acontecimiento.
Gravitón les pidió que se identificaran y dieran a conocer sus cualidades más atractivas que tenían.
Entonces el Señor Peso dijo: Yo estoy en todas partes de la tierra, la gente me usa para muchas cosas y, me cambio de ropaje cuando quiero, la gente me valora de diversas formas, a veces soy más grande otras veces más pequeño. No hay cosa en la Tierra donde yo no esté. Yo siempre miro hacia abajo, nunca miro hacia el lado ni hacia arriba, ¡no!, la gente y las cosas se han dado cuenta que no necesito mirar hacia arriba pues nadie más hay.
Le llegó el turno a la Masa y dijo, muy pausadamente: Miren todos, yo sí que estoy en todas partes, no solo en la Tierra, yo existo en todas partes y más aún, no me ando cambiando de vestuario, la gente que me conoce en un lugar siempre me verá de la misma forma, nunca sufrirá un desengaño, yo jamás los defraudo. No importa que vaya al polo o al ecuador, sigo siendo la misma. Con la humildad que me da el saber que soy la Reina de toda la naturaleza no necesito andar mirando para abajo, yo miro de frente de costado, para arriba, para abajo, para todas partes miro yo.
El Señor Peso, viendo que la gente que estaba presente en el encuentro empezó a aplaudir más a la Masa, sacó de entre su ropaje su bastón de mando, que parecía una flecha, y por más que quería levantarlo no podía, no dejaba de señalar el centro de la tierra.
La Masa, no podía contenerse de la risa y siguió: El Señor Peso dice que es importante y popular, más bien lo que sucede es que la gente no se ha dado cuenta de lo enfermizo que es, se ha hecho conocido por ser un ser de múltiples personalidades, cuando está en esta ciudad se ve de una forma, pero en otra ciudad del sur o en otra del norte, cambia de personalidad y se muestra de otra forma. No como yo, insisto, me muestro en todas partes de la misma forma. Y vieran ustedes lo que le sucede cuando viaja a otro planeta o a nuestra amada Luna, su forma se va empequeñeciendo e incluso desaparece a cierta distancia, solo cuando va a llegar a otro lugar nuevamente adquiere una forma visible. Parece que por sí solo no se puede presentar, parece que su forma depende del lugar donde se encuentre.
Ya, a estas alturas, el Señor Peso estaba solo escuchando a la Masa, igual como la gente que había concurrido a este esperado encuentro.
El Señor Peso, continuó la Masa, no puede caminar solo y mirar al frente, quizás no se ha dado cuenta pero donde él va me encuentra a mí y por más que se sacude no puede deshacerse de mí, le soy indispensable. No se dejen engañar, a veces él les pide que le llamen por un seudónimo, el kilogramo, pero ¿no saben que ese es mi apellido? y ¿qué este que se hace llamar Señor me lo quiere quitar?
El Señor Peso quiso pronunciar unas palabras y sólo alcanzó a decir: “ya ves Masa, que todo el mundo me conoce y me usa más que a ti...”. Masa lo interrumpió: “claro, pero tú has usado publicidad engañosa, ya es hora que la gente se de cuenta que en realidad cuando te mencionan, se refieren a mí y no a ti”.
La Masa, dirigiéndose a todos los espectadores: señores y señores, niñas y niños del mundo, sepan ustedes que yo soy quien está en todas las cosas, independiente del lugar en que me encuentre, que cuando van a la feria y piden que les pesen la fruta, en realidad están pidiendo que les den cierta masa de verdura. No confundan mi apellido, el mío es “kilogramo”, el del Señor Peso es “Newton”. No se dejen engañar con palabras bonitas y sonantes, la verdad la tengo yo.
Y, con aclamación terminó el encuentro, los aplausos para Masa fueron bastantes, pero todavía quedaron unos cuantos seguidores del Señor Peso.
Al otro día, en titulares de toda la prensa, escrita, radial, televisiva, números extras de casi todas las revistes, en fin, todos los medios de comunicación, decían: “La Masa es la Reina de la Naturaleza: La Masa dominó mejor la situación y pudo demostrar que está en todas partes y no engaña a nadie, que en todas partes es la misma, sin embargo el Señor Peso tuvo que reconocer que su existencia dependía de la misma Masa y de estar o no en un Planeta o una estrella o un satélite”.
A partir del bullado encuentro es que la Masa es reconocida como la Reina de la naturaleza y el Señor Peso, a petición expresa de la Reina, siguió llamándose así.
Cuento 3
Fuerzas de roce
Esta es la historia del tiempo, que empieza cuando la familia de las fuerzas de roce no existía. Incluso, dicen, que la princesa Gravedad aún no existía.Fuerzas de roce
Hace tiempo. Mejor dicho: hace mucho tiempo, cuando el reloj aún no marcaba el tiempo habían solo Estrellas y, entre ellas, el Señor Sol.
Las estrellas vagaban libremente por el espacio sin fin, nada ni nadie las detenía en su aparentemente lento avanzar, todas se iban a lugares reservados por la Sabia Naturaleza. Nada obstaculizaba el camino de estas habitantes que inundaban lo finito y lo infinito, lo extendible y lo inextendible.
No había contacto entre ellas, las estrellas, de tal forma que sin mayor esfuerzo perseguían un destino preestablecido, tampoco había aire que las obligara a tomar formas extrañas para desplazarse.
Pero, sucedió lo que nadie esperaba, algo imprevisto.
El Señor Sol veía que el tiempo transcurría y siendo alegre y dinámico estaba aburrido de estar solitario, veía con pesar el hecho de que los integrantes de su familia se estaban alejando entre sí. Y decidió un día desprenderse de parte de su cuerpo. Lo hizo y lo dispersó en su entorno y así nació la familia de los Planetas. Y para que no tuvieran su propia experiencia, a los Planetas que estaban más alejados les dio acompañantes que no les hicieran la vida tan triste. Así nacieron las Lunas. Y para juguetear, de vez en cuando, dispersó pequeñas partes de su cuerpo creando los Cometas y los Asteroides. Así fue que nació su propia familia, que hoy los hombres le llaman el Sistema Solar.
Pasó el tiempo y una vez, en la Tierra, tercero de los Planetas en su cercanía al Señor Sol, se produjo una avalancha y las piedras y rocas empezaron a rodar y nada ni nadie las detenía, rodaban y rodaban sin fin hasta perderse en las aguas que adornaban su superficie.
Una de las rocas que rodaba golpeó un árbol y este salió desprendido en línea recta e igual que las estrellas adquirió un movimiento de alejamiento y se fue perdiendo hacia lo finito e infinito del espacio. Y así, muchas otras rocas golpearon otros árboles que también tuvieron la misma suerte.
Y así fue que la Tierra se fue quedando sin habitantes.
La Tierra pensó así misma: “si esto sigue sucediendo todo se va perder, taparé el océano de piedras y los árboles se me escaparán, ¡algo tengo que hacer!”.
Fue donde su padre, el Señor Sol y le contó su drama, pero el Señor Sol nada le pudo recomendar ya que no entendía lo que la Tierra le estaba contando.
Por consejos de su Padre, la Tierra fue donde la Sabia Naturaleza y ésta, después de escucharlo, le dijo: “querida Tierra, yo te solucionaré el problema, vuelve a tu lugar, nada temas, pronto verás que todo objeto que quiera moverse del lugar que ocupa en tu superficie será reconvenido y llamado a no alejarse demasiado”.
Y así fue que la Sabia Naturaleza le dio a la Tierra una extraña familia que la habría de acompañar para siempre: la familia de las Fuerzas de Roce.
A partir de entonces, los cuerpos que querían moverse en la Tierra, tenían que hacer un esfuerzo para iniciar el movimiento, era la Fuerza de Roce Estática la que impedía que se empezaran a mover, no se sabe a ciencia cierta que si la Estática era la mayor de las hermanas Fuerzas de Roce.
También ocurrió que los cuerpos que ya estaban en movimiento en la Tierra, tenían que hacer un esfuerzo permanente para no perder el movimiento, era la Fuerza de Roce Cinética la que llamaba a los cuerpos a que detuvieran su andar. Dicen que ésta, la Cinética, era la hermana menor de las Fuerzas de Roce.
Y los cuerpos a los que se le ocurría tener parte de su ser en contacto con el aire, halo misterioso que rodeaba la Tierra, también tenían que hacer un esfuerzo para no detenerse, y era muy curioso, mientras más rápido iban, más esfuerzo debían hacer. Era la Fuerza de Roce con el Aire la que quería impedir que los cuerpos se movieran.
Y así fue que los habitantes tuvieron que aprender a convivir, día a día, noche a noche, con las hermanas Fuerza de Roce.
Los habitantes de la Tierra, no encontraron forma alguna de engañar a las Fuerzas de Roce, siempre se hicieron presentes, nunca dejaron que un cuerpo de la Tierra se moviera libremente como las estrellas.
Y así fue que los habitantes de la Tierra tuvieron que reconocer a la Sabia Naturaleza como la más grande entre todas las grandes. Por fin la Tierra y sus habitantes no se iban a alejar y perderse en algún lugar, estarían siempre cercas entre sí, y los obligaría a tener que vivir como familia. Y así se crearon las familias de habitantes de la Tierra.
Y, entre las familias, estaba la familia de los Hombres.
Y los Hombres dijeron: “gracias Sabia Naturaleza, por ser tan sabia”.
Cuento 4
Acción y Reacción
Hace algún tiempo, en un lugar no muy escondido sucedió que la señora Fuerza contrajo matrimonio con uno de los herederos del trono del reino de los reinos, cuyo nombre no revelaremos por ahora.Acción y Reacción
El matrimonio se fue a vivir en el universo que abarca todo lo conocido y también lo desconocido.
Como regalo, los padres del heredero le dieron a la señora Fuerza y su esposo un viaje de luna de miel a uno de los lugares más hermosos del universo: el Sistema Solar o también llamado el “jardín del universo”.
De entre todos los lugares del jardín del universo, se quedó a vivir en la casa más hermosa de todas: la Tierra.
Desde la Tierra la señora Fuerza su puso a cultivar su jardín: las estrellas y los planetas.
No pasó mucho tiempo y la señora Tierra empezó a tener hijos e hijas.
Entre los hijos e hijas que tuvo la señora Tierra estaban: Gravedad, Peso, Roce, y los gemelos Acción y Reacción.
Cada hijo tenía su particular personalidad. Pero es digno destacar que como buenos gemelos, Acción y Reacción se parecían en todo, eran del mismo tamaño, del mismo color, vestían la misma ropa, en fin, eran iguales.
En un principio los hijos Acción y Reacción eran muy unidos y alegres y andaban siempre juntos. Hacían jugarretas a todo el mundo.
Cierta vez, un día que andaban jugando por el patio de la casa, la Tierra, Acción golpeó una pared y Reacción le devolvió el golpe a la pared y así a la pared nada le sucedió.
Otra vez, Acción quiso chutear una pelota y Reacción devolvió el chute a la pelota y así la pelota no se movió.
Acción y Reacción con sus jugarretas empezaron a crear problemas serios en la familia de Fuerza y el heredero del reino de los reinos.
Un día la señora Fuerza le pidió a Acción que le abriera la puerta y vino Reacción y la cerró. Y cada vez que Acción quería abrir la puerta Reacción se la cerraba.
La señora Fuerza se molestó mucho de sus hijos gemelos Acción y Reacción y decidió reprenderlos y enseñarles a modificar su conducta.
Les dijo: “queridos hijos, ya están trayendo muchas dificultades a mi enorme tarea de mantener en orden el universo, de ahora en adelante ya no podrán tocar al mismo cuerpo o cosa a la vez. Además, para que puedan hacer algo deberán personificarse en las cosas. Y, para finalizar, si Acción toca a Reacción, Reacción tocará, de la misma forma, a Acción.”
Dicho y hecho.
Un día, Acción se personificó en una niña y Reacción en un niño. La niña empujó al niño, y el niño, debido a que Reacción estaba en él, empujó a la niña.
La señora Fuerza vio lo que estaba sucediendo con Acción y Reacción y pensó que ya había crecido lo suficiente y decidió llamarlos Fuerza de Acción y Fuerza de Reacción.
Y así fueron viviendo Fuerza de Acción y Reacción.
Ante los ojos de todos eran iguales, tenían el mismo tamaño, pero siempre actuaban sobre cuerpos diferentes, actuaban en una misma línea pero siempre en sentidos contrarios.
Otro día, Acción se personificó en la Tierra y Reacción en la Luna. La Tierra atrajo a la Luna y Luna, por Reacción, atrajo a la Tierra. Desde entonces que la Tierra y la Luna se atraen con la misma fuerza.
Y, bueno, así fue pasando el tiempo y ocurría que cada vez que Fuerza de Acción actuaba, también lo hacía Fuerza de Reacción.
La señora Fuerza viendo que Fuerza de Acción y Fuerza de Reacción se comportaban dignamente y que ya no entorpecían su tarea de administrar los movimientos del universo un día los mandó a recorrer el universo, para que conocieran los amplios y vastos paisajes que eran de dominio de ella y del heredero del reino de los reinos.
Fuerza de Acción y Fuerza de Reacción fueron por el universo y, jugando como ya habían aprendido a hacerlo, dieron más armonía aún a esa gran casa que cobija todo lo existente.
Al cabo de cierto tiempo Fuerza de Acción y Fuerza de Reacción volvieron a la Tierra y siguieron sus apacibles y dichosas vidas.
Desde entonces es que Fuerza de Acción y Fuerza de Reacción son parte de todas nuestras acciones. Siguen siendo inseparables. Solo se les puede diferenciar viendo que si Fuerza de Acción va en un sentido, Fuerza de Reacción va en el otro. Y, como lo dispuso Fuerza, la hermosa madre de ellos, siempre actúan cada uno en uno de los cuerpos que están en acción.
Cuento 5
Gravedad
En un lugar muy lejano y cercano a la vez había un hombre que se había hecho conocido por inventar cosas inútiles. Le llamaban el señor Deschavetado.Gravedad
Un día, viendo que la lluvia inundaba su entorno y que no tenía cómo impedirlo inventó un dispositivo que hacía que las gotas de lluvia en vez de caer hacia abajo caían hacia arriba.
Los demás hombres estudiaron y analizaron el nuevo invento del señor Deschavetado y vieron que con ese dispositivo los aviones se podían elevar más rápido y sin dificultad.
Con el mismo dispositivo, los hombres, hicieron volar vacas y elefantes.
Lo usaron con ellos mismos y empezaron a viajar de un lado a otro sin necesidad de usar el automóvil, ni los trenes, ni los aviones. Muchas empresas de transporte se fueron a la quiebra con el invento del señor Deschavetado.
Algunos hombres usaron exageradamente el dispositivo y viajaron a la Luna, otros se equivocaron de rumbo y se perdieron en el espacio.
Un señor que se hacía llamar Gravitón, y que también era un conocido locutor de radio y televisión, encontró que el nuevo invento del señor Deschavetado era incomprendido y hacía que la gente se confundiera y también se perdiera en el espacio. Llamó a toda la población y les invitó a un concurso, aquel que encontrara un dispositivo que anulara el dispositivo del señor Deschavetado sería premiado con la mano de su hija, la hermosa Gravedad.
Y pasaba el tiempo y la gente no podía ya levantar un pié sobre la Tierra pues terminaba elevándose en el aire.
Los que más se alegraron del invento del señor Deschavetado fueron los dueños de la única empresa que vendía motores para bajar.
Otros que ganaron con el ya discutido invento fueron los fabricantes de cordeles, pues la gente tenía que amarrar todas las cosas para que no se les arrancaran hacia arriba.
Los inventores de motores para bajar y cuerdas para amarrar las cosas que suben reclamaban la mano de la hija de Gravitón, pero el decía: ¡no señores!, el invento debe ser tal que la gente y las cosas se comporten en forma natural, como siempre solían hacerlo. Además ustedes inventaron esas cosas para ganar dinero, pensaron solo en como llenar sus bolsillos y no en cómo hacer feliz a la gente.
Y fue entonces que apareció un señor que se hacía llamar Leydela.
Leydela ideó un dispositivo que hacía que todo cuerpo que tuviera masa se atrajera entre sí.
Primero lo aplicó con una manzana que había en un árbol. Convocó a toda la gente y a todos los medios de difusión para que vieran el uso de lo que había ideado.
Entonces, tomó una tijera, cortó la ramita que sostenía la manzana y, ¡OH sorpresa!, la manzana cayó para abajo y no para arriba como ya se había hecho normal.
El poder de los inventores de los motores para bajar y de las cuerdas para amarrar era tan grande que lograron detener la aplicación del invento del señor Leydela durante mucho tiempo.
Pero, poco a poco la gente se empobrecía y ya no podía comprar motores para bajar y cuerdas para amarrar. Y nuevamente empezó a perderse gente que se iba al espacio y otras cosas que seguían el mismo camino. Muchas especies animales empezaron a extinguirse.
Y no sabemos si fue al comienzo o al final de los tiempos cuando por fin la gente se dio cuenta de que el invento del señor Deschavetado no resultó ser todo lo bueno que al comienzo se creyó.
La gente protestó, hacían reuniones y sacaban declaraciones. La gente ya no resistía más.
Las autoridades viendo que podían perder la confianza del pueblo convocaron a los legisladores a que estudiaran la situación.
Al cabo de cierto tiempo apareció la llamada Ley de la Antigravedad. En ella se impedía el uso de cualquier dispositivo que hiciera elevarse las cosas sin uso de motor o alas.
Entonces Leydela fue convocado por la autoridad y a petición de ella aplicó el dispositivo, por él diseñado, a todo el mundo.
La gente al fin pudo saltar sin perderse en el cielo, las vacas dejaron de volar y la lluvia volvió a mojar la Tierra.
Gravitón llamó a Leydela y le entregó la mano de Gravedad en una hermosa ceremonia. Desde entonces Leydela y Gravedad empezaron a ser conocidos como Ley de la Gravedad. Y la humanidad volvió a ser feliz.
Los inventores del motor para bajar, rediseñaron el aparato y lo rehicieron como motores para subir. Desde entonces se han hecho más ricos aún.
Ahora, el hombre no puede vivir si no es por la buena acción de la pareja llamada Ley de la Gravedad.
Cuento 6
Inercia
Todos creen que las primeras Olimpiadas se realizaron en Grecia hace muchos años atrás, y que de allí surgiría la primera Maratón. Pero nadie sabe que en realidad la historia es otra.Inercia
Mucho tiempo antes de la supuesta primera Olimpiada, se realizó la verdadera primera Olimpiada. Se realizó en los campos del Jardín de lo Infinito y lo Finito, en terrenos del Sistema Solar.
Los participantes más destacados, según se recuerda en los anales históricos de la eternidad, fueron: el Roce Cinético, que participó en el juego de bochas; la Fuerza de Reacción que participó en el primer partido de tenis que se tenga recuerdo y jugó la final con su afamado rival, su gemelo Fuerza de Acción; la Fuerza de Roce con el Aire, que compitió en el torneo de elevación de cometas; la Fuerza Impulsiva, que participó en el salto alto y después en el salto con garrocha. En fin, fueron muchos los atletas que dieron realce a esa Olimpiada que se realizó en los campos del Jardín de lo Infinito y lo Finito.
Todas las atletas se ubicaron en uno de los planetas exteriores del Sistema Solar.
El árbitro de la competencia, la Reina Masa, dio la partida y las atletas partieron como era su costumbre:
Velocidad, partió con un enorme ritmo inicial con la intención de mantenerla durante toda la carrera.
Acelerada, partió del reposo y fue aumentando su ritmo a medida que avanzaba en la competencia.
Rápida, partió con un ritmo parecido al de Velocidad.
Inercia, sin embargo, partió con un lento ritmo inicial.
Salieron del planeta y como éste no tenía atmósfera, tanto Velocidad como Rapidez fueron disminuyendo su ritmo debido a que la atracción gravitacional del planeta los atraía. Acelerada, en cambio, fue aumentando prontamente su ritmo de avance y pronto dio alcance a Velocidad y Rapidez. Inercia, que se había dado un ritmo suficiente para no ser afectada por la atracción gravitacional, avanzaba lentamente, pero avanzaba, aunque al poco andar sus competidoras la habían dejado bastante atrás.
Ya cuando estaban en el espacio, Velocidad alcanzó a salir con un ritmo todavía grande del planeta que fue el punto de partida, y se encaminó con ese ritmo hacia el punto final de la competencia. Rápida, igual que Velocidad alcanzó a salir con un buen ritmo del planeta y ya fuera de él, siguió con el mismo ritmo en la búsqueda de la meta. Acelerada en cambio, ya iba en tercer lugar, pero muy cerca de Velocidad y Rápida que iban más adelante, pero iba aumentando su ritmo. Inercia, sin embargo, iba lentamente ya bastante atrás, pero no perdía el ritmo.
Y así siguieron la competencia. La partida de esta carrera se daba inicio con el inicio de la Olimpiada, por lo tanto mientras se desarrollaba, los demás atletas participaban en las diversas competencias.
Cuando las corredoras habían recorrido ya la mitad de la carrera, Fuerza de Acción estaba ganando a Fuerza de Reacción en el partido de tenis. Roce Cinético seguía haciendo puntos en las Bochas, Caída Libre seguía saltando en paracaídas, Fuerza Impulsiva dominaba ampliamente los saltos altos y los saltos en garrocha. En fin, todo transcurría con gran entusiasmo y alegría.
Ya cuando estaban las atletas por llegar a la Tierra, empezaron nuevamente las dificultades para algunas de las atletas, especialmente para Velocidad, Rápida y Acelerada.
Acelerada ya iba primera y al entrar a la atmósfera empezó a calentarse enormemente, debido a ello debió disminuir su ritmo para no quemarse. Estaba en eso, cuando Velocidad y Rapidez, que venían juntas, la sobrepasaron, éstas, debido a la atracción gravitacional de la Tierra pronto fueron aumentando sus ritmos. Inercia, tardo un poco más, pero también llegó a la entrada de la atmósfera terrestre.
Y, la carrera no terminaba llegando a la superficie de la Tierra, tenían que, además, dar una vuelta completa hasta arribar al estadio olímpico del Jardín de lo Infinito y lo Finito.
Como era de esperarse, llegaron primero, y juntas, a la superficie de la Tierra, las atletas Velocidad y Rápida, luego llegó Acelerada y por último Inercia.
Por entonces, Roce Cinético y Fuerza de Roce con el Aire ya habían terminado sus respectivas competencias y, claro está, las habían ganado y ya lucían sus hermosas medallas en el pecho.
Roce Cinético y Fuerza de Roce con el Aire, inmediatamente supieron que las atletas de la espectacular carrera, que daría término a las Olimpiadas, estaban llegando a la Tierra y fueron a impedirles todo movimiento ya que esa era su misión en la existencia eterna.
Velocidad tomó una línea recta, sobre la superficie de la Tierra, que la llevaría a la meta, y lo hizo con gran ritmo. Rápida tomó un camino sinuoso que rodeaba montañas, cerros y valles, más bien prefería correr por las planicies. Acelerada, tomó cualquier camino. Inercia, se dejó llevar por el ritmo en que venía y siguió los pasos de Velocidad, es decir, en línea recta.
La Fuerza de Roce con el Aire inmediatamente se enfrentó a Velocidad y cada vez le hacía disminuir el ritmo de su competencia, pero Velocidad decía: no importa llevo ya bastante ventaja a Inercia y Acelerada y Rápida serían “atacadas” por el Roce Cinético, ya que ellas no se despegan de la superficie de la tierra como lo hago yo.
Cierto, Acelerada y Rápida fueron prontamente impedidas de avanzar con el mismo ritmo que traían debido a que Roce Cinético les impedía su correr.
Inercia, sin embargo, seguía última pero nada le afectaba, parece que Roce Cinético y Fuerza de Roce con el Aire no se habían dado cuenta que también estaba compitiendo.
Más pronto de lo que se pensaba el ritmo de Rápida, que junto a Acelerada hacían el camino más largo, fue disminuyendo y disminuyendo. Acelerada también disminuía su ritmo y ya no podía aumentar mucho su ritmo, notaba que Fuerza de Roce con el Aire, le afectaba más cuanto más ritmo le imponía a su andar. Inercia, seguía última pero ya más cerca de sus competidoras.
Y faltaban unos cuantos metros para llegar al final y se veían entrando a la recta, primera iba Velocidad, segunda iba Acelerada, tercera iba Rápida y última iba Inercia.
Y era tanto el empeño de Roce Cinético y Fuerza de Roce con el Aire, que al final lograron que Rápida no avanzara más cuando solo le faltaban unos 10 metros para llegar al final, Acelerada que ya se veía afectada por sus dos opositores sucumbió faltándole solo 2 metros para cruzar la meta, Velocidad se vio tan afectada por Roce Cinético y Fuerza de Roce con el Aire, que disminuyó a tal extremo su ritmo que al final, faltando solo 10 centímetros fue sobrepasada por Inercia, que jamás disminuyó su andar.
E Inercia ganó la última y más valiosa medalla de las primeras Olimpiadas que se tengan en el recuento de los anales de la eternidad. Dicen que después participó en otras competencias en distintos lugares y jamás fue derrotada. La gloria y reconocimientos alcanzados por Inercia jamás se olvidarán y perdurarán por siempre, hasta que el tiempo ya deje de marcar la historia pasada y futura.
Cuento 7
El reino de la Reina Masa
En el reino de la Reina Masa, como ha de suponerse, los habitantes son masas.El reino de la Reina Masa
Hay masas tan grandes como nuestro Señor Sol, y más grandes aún, también hay masas tan pequeñas como granos de arena, y las hay más pequeñas aún, hay masas en forma de pelota y también en forma de cuadrados, hay masas que se mueven y otras que están quietas, hay masas que se ven y otras que no se ven, en fin, sería muy largo enumerar todos las formas, tipos y tamaños de las masas del reino.
La Reina Masa gobierna sin lugar a dudas el universo de lo finito y de lo infinito. Es la Sabia Naturaleza la que le ha dado tal misión. Y ella, la reina, cumple su tarea desde que empezó el tiempo y seguramente lo estará haciendo cuando el tiempo llegue a su fin.
La Reina, para poder realizar su misión tiene a su princesa: la bella Materia, y ella, tiene a tres de los súbditos más fieles del reino: Electrón, Protón y Neutrón. Electrón era el más pequeño de los tres, Protón y Neutrón eran muy parecidos de tamaño.
La princesa Materia, sin perder ni un instante de su existencia envía, de masa en masa del reino, a sus fieles súbditos Electrón, Protón y Neutrón, para ver el estado en que se encuentran. Ellos se incorporan a cada una de las masas del universo y prontamente envían reportes a su ama, la princesa.
Un día fueron Electrón, Protón y Neutrón a unas masas extrañas que estaban pegadas en la Tierra y que tenían unos troncos grandes y se adornaban con lindas hojas que colgaban de sus ramas. Y no podía ser menos, Electrón, Protón y Neutrón empezaron a corretearse unos a otros y corrían de rama en rama, de hoja en hoja y con ello lograron que las hojas se movieran de un lado a otro.
Había unas masas móviles que decían que eso era el viento, pero no sabían que eran los súbditos fieles de la princesa Materia que andaban jugando por ahí.
Otro día, se subieron a una masa larga y angosta, parecía una línea y tenía color metálico. Protón y Neutrón se marearon y les dio pánico moverse, sin embargo Electrón, que era el más pequeño y travieso, se puso a correr de un lado a otro, y una masa móvil grande que se dio cuenta del juego de Electrón, le llamó – al juego – electricidad. Y a Electrón le gustó el juego, pues podía producir efectos luminosos en unas masas frágiles y transparentes, que las masas móviles le llamaban ampolletas, y también efectos ruidosos en unas masas que las masas móviles le llamaban radio.
De entonces que Electrón no puede abandonar el juego y las masas móviles tienen la electricidad en sus casas.
Una vez, Electrón, Protón y Neutrón estaban plácidamente descansando a la sombra de un árbol y de repente vieron pasar a una masa muy pequeña, parecía una simple partícula. La partícula iba muy rápida pero no pudo escapar a la buena vista de los amigos. Y, algo les llamó la atención, la partícula a medida que avanzaba, su tamaño iba aumentando. Entonces, se paró Electrón y la llamó. Partícula se detuvo bruscamente volviendo a su tamaño normal. Electrón y sus amigos le preguntaron a qué se debía que su medida aumentaba mientras se movía. Partícula respondió: “miren yo soy casi igual a ustedes, pero ocurre que cuando viajo muy, muy rápido, mi cuerpo se infla y se infla, por eso me ven más grande, lo que me ocurre es relativo, depende de la rapidez con que me mueva, ustedes podrían experimentar lo mismo si lo hicieran”. Electrón, juguetón como siempre, hizo la prueba y se dio una vuelta a la Tierra a casi la velocidad de la luz, y cuando pasó frente a sus amigos y Partícula, que aún no se iba, lo vieron más grande, se detuvo y volvió a su forma original. Encontró que el juego era muy divertido. Y, así fue como Electrón, Protón y Neutrón hicieron una amistad enorme con Partícula, que no estaba en sus planes, y la llamaron “masa Relativa”.
Las masas móviles grandes se dieron cuenta de la existencia de la masa Relativa y la examinaron cuidadosamente y así lograron comprender mejor algunos secretos del reino de la Reina Masa.
Y, bueno, Materia, la princesa a la cual servían Electrón, Protón y Neutrón, decidió acompañarlos en un viaje por las masas del reino.
Materia, igual que sus súbditos, se empezó a introducir en todos los cuerpos que tenía el reino de la Reina Masa. Y logró entrar a todos, sin faltarle uno siquiera. Tanto le gustó a la princesa Materia entrar a las masas que ahora entendía la felicidad permanente de Electrón, Protón y Neutrón.
Desde entonces se dice que todos los cuerpos del reino de la Reina Masa tienen a la Materia en su interior. Las masas móviles dicen que un cuerpo tiene masa si en su interior se encuentra la princesa Materia.
Otra cosa que sucedió cuando la princesa Materia se introducía en los cuerpos del reino de la Reina Masa, es que mientras más entraba en ellos, más difícil era para las masas móviles el poder moverlos. Las masas móviles se dieron cuenta que mientras menos se introducía Materia en los cuerpos, más fácil era moverlos del lugar donde se encontraban. Igual cosa sucedía con masas que se movían, las masas móviles se dieron cuenta que era más difícil cambiar el movimiento de ellas mientras la princesa Materia más se introducía en ellos.
Una masa móvil le preguntó a la princesa Materia el por qué sucedía que su entrada a los cuerpos del reino hacía más fácil o más difícil cambiar el movimiento de los cuerpos. Y la princesa respondió: “lo que sucede es que yo, cuando entro a una masa, la masa me confunde con una prima mía, Inercia, entonces, las masas dicen que si Inercia está con ellos, a ellos les dificulta cambiar el movimiento”.
Desde entonces es que las masas móviles dicen que un cuerpo con Materia en su interior tiene también a Inercia metida en su interior.
A todo esto, Electrón, Protón y Neutrón seguían, ahora con la princesa Materia, metiéndose en cuánto cuerpo con masa encontraban en su camino.
Ha de saberse, también, que Electrón, Protón y Neutrón tenían innumerables hermanos en el reino de la Reina Masa, que pertenecían, respectivamente, a las familias de los Electrones, Protones y Neutrones.
Una vez, los amigos Electrón, Protón y Neutrón llamaron a sus hermanos, y se metieron muchos de ellos en un cuerpo y vieron que el cuerpo se hacía más grande, luego se metieron unos pocos en otro cuerpo y este cuerpo se hacía más pequeño. Desde afuera una masa móvil miró la entretención de los amigos y sus hermanos y dedujo: “mientras más electrones, protones y neutrones tenga un cuerpo, la medida de la masa del cuerpo donde están se hace más grande”.
Y pasó el tiempo y ahora, tanto la princesa Materia como sus fieles súbditos Electrón, Protón y Neutrón y todos sus hermanos, se introducían a todos los cuerpos y les iban dando forma y medidas diversas. Las masas móviles, que casi no podían ver a los hermanos de Electrón, Protón y Neutrón, los confundían con la princesa Materia.
Desde entonces es que las masas móviles dicen que los cuerpos con masa tienen a Materia en su interior y que, a su vez, la princesa Materia tenía electrones, protones y neutrones.
Y, Electrón, Protón, Neutrón y la princesa Materia, siguen hasta el día de hoy jugando, felices y unidos, en todas las masas del reino de Reina Masa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario